Términos tales como
organismos genéticamente modificados (OGM), alimentos transgénicos, ingeniería
genética, ADN recombinante, transferencia génica, clonación, alimentos
naturales, mejora genética e, incluso, biotecnología han invadido nuestro
lenguaje cotidiano sin orden ni concierto. A estas alturas del
avance de la ciencia, empieza a ser difícil normalizar la situación,
pero no se debe renunciar a ello, ni mucho menos cuando atentan con los
desequilibrios del sistema, por parte de algunos grupos de poder.
Transgénicos, irresponsable bomba de tiempo
Sorpresivamente, el Ministerio de Agricultura, a través del Decreto
Supremo 003-201, promulgó el reglamento que abre las puertas a la
entrada de las semillas transgénicas (organismos genéticamente
modificados) en nuestro país.
El Perú ha perdido la ventaja comparativa de suelos limpios y de ser
un territorio libre de transgénicos desarrollados por las grandes
firmas farmacéuticas. En nuestro país, de climas y suelos diversos, un
amplio sector de especialistas y agricultores esperaba que nos
consolidáramos como el principal centro de productos orgánicos, un
mercado que viene creciendo exponencialmente.
En este contexto, se pensaba que se formalizara una moratoria sobre
estos espinosos productos, como era el consenso mayoritario razonable.
Hasta ahora se sigue esperando el pronunciamiento del ministro del
Ambiente, Antonio Brack Egg, así como del ministro de Cultura, Juan
Ossio, sobre un asunto que tanto puede afectar la seguridad ambiental en
nuestro país, además de erradicar tradiciones y prácticas culturales de
las comunidades agrícolas.
Es una irresponsable y cuestionable decisión de un gobierno que ya
está de salida y que, según todo indica, habría cedido a la presión de
poderosos lobbies internacionales. El gobierno aprista del presidente
Alan García, a contracorriente del sentir de la población y de voces
autorizadas sobre la importancia de la agricultura orgánica –como el
príncipe Carlos de Inglaterra o la reconocida bióloga Jane Goodall–,
pone en riesgo la megadiversidad de nuestro territorio, enorme riqueza
que nos pertenece a todos los peruanos y peruanas, además de las
prácticas agrícolas milenarias de los Andes y la Amazonía.
¿Cuál es la intención de las autoridades? Según expertos en el tema,
conservacionistas y voceros de Conveagro, con esta decisión el
Ejecutivo solo beneficia los negocios de grandes corporaciones de
productoras de organismos genéticamente modificados en laboratorio. Una
bomba de tiempo ecológica para el próximo gobierno.
Se indica que el reglamento es, por increíble que parezca, resultado
de un consenso con el Ministerio del Ambiente (Minam), para
supuestamente incrementar la productividad del agro, sin tomar en cuenta
la problemática que en otros países ya se viene produciendo por los
transgénicos: polinización cruzada, contaminación del material genético
de especies nativas y silvestres, aparición de cizañas resistentes a los
herbicidas y retracción del mercado para productos de este tipo.
Hasta donde se conocía, la postura del titular del Minam, Antonio
Brack, había sido de oposición a los transgénicos y fue él quien planteó
la moratoria. En octubre del 2008 inclusive tuvo un entredicho con su
colega, el actual ministro de Economía y Finanzas, Ismael Benavides,
quien entonces, como ministro de Agricultura, impulsaba el tema.
La catedrática de la Universidad Agraria de La Molina, Antonietta
Gutiérrez, quien participó como representante de la sociedad civil en el
grupo técnico de bioseguridad del Minam para evaluar el reglamento, ha
declarado que no fueron informados de que el documento estaba listo.
¿Cuál es ahora la posición de Brack?
La experiencia con transgénicos en otros países ha sido negativa. De
allí la preocupación de gran parte de los agricultores peruanos y del
creciente movimiento orgánico, que temen verse inundados de semillas
transgénicas de corporaciones con grandes intereses que les cobrarán por
cada cosecha, así como de los consumidores. Los representantes de la
gastronomía nacional han alertado también sobre los perjuicios que se
producirían sobre las variedades y sabores de los productos naturales.
El comercio orgánico, además, está creciendo a un ritmo de entre 15%
a 20% anual, y ya hay más de 100 países que exportan sus productos
orgánicos a los más diversos mercados. El Perú tenía una gran ventaja
comparativa para erigirse como líder en este sector. La FAO ha
puntualizado que la agricultura orgánica tiene como ventajas proteger el
ambiente y evitar futuros gastos para mitigar la contaminación.
Corresponde al presidente García, por decencia y coherencia,
congelar el reglamento, confirmar la moratoria en el tema y no tomar
decisiones cuando ya está de salida. Su actitud solo levanta
suspicacias. [1]
Un lamentable decreto que vulnera una vez mas a la riqueza de la biodiversidad peruana, el gobierno peruano definitivamente no protege contra las nefastas concecuencias medioambientables y economicas en donde se autorizo el estos cultivos.
Una vez mas este gobierno irresponsable, da luz verde a los asesinos verdes ( transgénicos) producidos en unas probetas, para luego exterminar lo mas valioso del Perú, su biodiversidad, su frágil, ancestral y milenaria agricultura y su medio ambiente.
Mas información:
Referencia:
[1] El Comercio
[1] El Comercio
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