Por primera vez, un equipo de investigación franco-chino, en la cual participan investigadores del Laboratorio de las ciencias del clima y del medioambiente (CEA-CNRS-UVSQ)[1], se interesa por la evolución del clima en China desde el 1960. El objetivo de estas investigaciones es comprender mejor el impacto del cambio climático sobre los recursos en agua dulce y sobre la agricultura de este país. El estudio consistió en reunir, cruzar y sintetizar varios datos concernientes al clima, la hidrología, y la evolución de la producción agrícola, en el curso de estas últimas décadas. Estos resultados son publicados en la revista Nature.
China es el país más poblada del mundo, pero posee sólo el 7 % de la superficie cultivable mundial para alimentar al 22 % de la población mundial. Además, la cantidad de agua dulce disponible por habitante es igual sólo al cuarto de la media mundial. A pesar de la explosión de su crecimiento, la economía china queda pues muy vulnerable al cambio climático. En este contexto, la cuestión de saber cómo el cambio climático y los acontecimientos climáticos extremos futuros podrían afectar el ciclo del agua, en particular la cantidad de agua dulce disponible, y la capacidad de China para alimentar a su población vía la agricultura es una cuestión crucial.