2 juil. 2010
Ni hablar de transigir. En 2020, las emisiones de gas
de efecto invernadero deberán ser reducidas en un 20 % recordó al Comisario
europeo del medio ambiente. ¿ Pero el paquete energía - clima está a la altura
de estos objetivos? El punto con Pierre Bacher, autor de la energía en 21
cuestiones.
Hace algunos días, el Comisario europeo del
medio ambiente llamaba a los responsables políticos y todos actores del sector
de la energía a poner en ejecución todo, a pesar de la crisis, para alcanzar el
objetivo de - 20 % de las emisiones de gas de efecto invernadero para el 2020.
¿ Sería el principio de la sabiduría?
Recordamos los objetivos " 3 veces 20
" del " paquete energía - clima " de 2008: reducir
simultáneamente cada uno de 20 % el consumo de energía y las emisiones de gas
de efecto invernadero, y llevar al 20 % la parte de las energías renovables en
el mix energético europeo (este último objetivo puede ser hasta 23 % para la
Francia, sin que verdaderamente se explique por qué este tratamiento de
favor...).
Entonces el paquete energía clima, aprobado por los
Jefes de Estado en diciembre de 2008 y, en Francia, recordado en la ley
Grenelle 01 de julio de 2009, impone limitaciones a menudo contradictorias y
provoca a veces costos exorbitantes. Por ejemplo, la reducción de las
desestimaciones de CO2 a menudo requiere el uso de más energía:
* La captura y el almacenamiento del CO2 producida en una central eléctrica de carbón
hecho disminuir el rendimiento de aproximadamente el 25 %: hará falta pues el
25 % de energía primaria más para producir 1 kWh eléctrico.
* La síntesis de biocombustible a partir de
biomasa celulósica tiene un rendimiento cercano al 50 %; es decir, hacen falta
2 tep (tonelada equivalente petróleo) de biomasa para producir 1 tep de combustible. La reducción de las emisiones
de CO2 obtenida gracias a los biocombustibles puede pues ser
obtenida sólo mediante un aumento sustancial del consumo de energía primaria.
Este aumento sería todavía más marcado si la aportación de energía requerida
por los procedimientos de síntesis sea asegurada por la electricidad, lo que
permitiría sin embargo utilizar mejor el recurso biomasa.
La voluntad fijada de desarrollar cueste lo que cueste
las energías renovables tiene un costo y no reduce siempre las emisiones de CO2:
* El
objetivo del 23 % de energías renovables aceptado por Francia debería dar lugar,
si se cree la ley Grenelle 1, a aumentar de casi 65 TWh la producción de
electricidad renovable (42 en energía eólica terrestre, 18 en energía eólica marina,
5 en solar fotovoltaico); pero estos 65 TWh serán necesariamente tomados sobre
la producción nuclear (o serán exportadas), sin ninguna reducción (o casi) las
emisiones CO2. Lo peor, su costo elevado (80 euros / MWh para la
energía eólica terrestre, 130 euros / MWh para la energía marina, más de 250
euros / MWh para el solar [1]) comparada al costo del nuclear (40 a 50
euros / MWh) va a agravar la factura de electricidad de casi 4 millones de
euros al año.
* Los únicos compromisos sobre las ayudas a la energía
solar fotovoltaico a finales de 2012 (12 a 16 euros / Wc instalado sumando las
tarifas de compra y la asistencia pública directa), aplicadas a 1GWc,
corresponden a un endeudamiento de la colectividad, hacia los (felices) productores,
de 12 a 16 millones de euros. Basta con comparar estos órdenes de magnitud al
del " gran préstamo " (30 millones de euros) para interrogarse por lo
menos el carácter razonable de esta política.
Paralelamente, el ostracismo del que es objeto la
electricidad misma cuando ésta casi es producida sin producción de CO2 como
es el caso en Francia, va en contra del objetivo de reducción de las emisiones
de CO2: Reemplazar la calefacción eléctrica por una calefacción de
gas - a aislamiento térmico idéntico[2] - permite dividir por 2 por lo
menos el consumo de energía primaria, pero aumenta las emisiones de CO2.
La ley Granelle 2, que prohíbe prácticamente, en su versión actual, la
calefacción eléctrica, por lo tanto va en contra el objetivo fijado de
reducción del CO2.
En resumen, ya es hora de fijar claramente cual es el
objetivo principal. También es el tiempo, en este período de crisis particularmente,
a buscar el medio más económicas con vistas a alcanzar este objetivo. Si, como
lo afirma el Comisario europeo, el objetivo principal es reducir las emisiones
de CO2, hay que obligatoriamente reducir los consumos de
combustibles fósiles y, más particularmente en Francia, las de petróleo y de
gas. Resulta que esta reducción presenta otras ventajas:
* El
petróleo y el gas son importados casi en su totalidad, que graven nuestra
balanza comercial,
* Sus
precios son extremadamente volátiles, como lo mostró una vez más la crisis de
2008,
* Los
recursos son concentrados en países que presentan riesgos geopolíticos
importantes.
Ahorrar una
tonelada equivalente petróleo (tep) de petróleo o de gas tiene sin embargo un
coste más o menos elevado que conviene evaluar antes de comprometer operaciones
masivas. Sin embargo, numerosos estudios ya realizados (entre los que algunos
citados en los foros precedentes o artículos[3]) muestran que:
*Para los usos fijos de la energía, las vías no
faltan a un precio equivalente del tep comprendido entre 50 y 100 euros/barril:
trabajos de ahorros de energía asociados con la calefacción eléctrica en las
viviendas antiguas, el calor renovable asociado o no con las bombas de calor en
la vivienda nueva, etc.
*Para los usos
móviles de la energía, los desafíos son más difíciles de levantar, a causa de
los costes todavía elevados por las soluciones de ahorros de energía (la
bonificación-malus auto instaurado en 2008 corresponde a un precio equivalente
de petróleo próximo de 200 euros/barril) y vías de sustitución del petróleo por
un biocombustible o por de la electricidad. Tenemos, en
este sector, necesidad de programas intensivos de investigación y desarrollo,
acompañados por operaciones pilotos que permiten validar tal o tal vía.
*Para hacer frente a los aumentos previsibles del
consumo de electricidad, tanto para los usos fijos que para los usos móviles,
sería prudente lanzar la construcción de algunas centrales nucleares además de
los dos ya decididos. En paralelo, la búsqueda debería ser desarrollada muy
fuertemente con vistas a reducir los costes de la energía solar fotovoltaico.
Esperemos pues
que Europa, y Francia muy particularmente, adopten por fin las vías de la
sabiduría[4].
Por Pierre
Bacher, Autor de " L'énergié 21 questions " - Odile Jacob (2007)
y autor de Tecniques de l'Ingénieur
Referencias:
[1] - En espérant que le coût des installations aura diminué de moitié
en moyenne sur la prochaine décennie.
[2] - Ceci n’est généralement pas le cas, les logements chauffés à
l’électricité consomment en moyenne 120 kWh/m², les logements chauffés
au gaz (ou au fioul domestique) plus du double.
[3] - Tribune du 8 décembre 2008 ; Revue de l’énergie
n° 582 – Prix du pétrole équivalent, prix du gaz équivalent et coût du
CO2 évité (mars-avril 2008)
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