Mensaje de Juan Somavia, Director General de la Oficina Internacional del Trabajo, con motivo de la celebración del Día Mundial contra el Trabajo Infantil, 12 de junio de 2010

A menudo los niños que trabajan operan en condiciones peligrosas sin tomar las precauciones de seguridad. Este chico de Bolivia en La Paz se está preparando para cortar una barra de hierro. Foto ONU / Jean Pierre Laffont
La Conferencia de Ámsterdam de 1997 sobre la lucha contra las formas más intolerables del trabajo infantil y la Conferencia Internacional de Oslo sobre el Trabajo Infantil de 1997, señalaron la atención a la urgente necesidad de una acción mundial concertada para poner fin al trabajo infantil, al instar a que se amplíe la recopilación de información, estadísticas e investigación empírica que ayudaría a informar esta acción.
Hace diez años desde la entrada en vigor del Convenio num. 182 de la OIT sobre las peores formas de trabajo infantil. Millones de niños trabajadores se han beneficiado del Convenio, pero aún queda mucho por hacer. Las últimas cifras estiman que 215 millones de niños son víctimas del trabajo infantil y 115 millones de estos niños están en trabajos peligrosos. Los estados miembros de la OIT han fijado la meta de eliminar las peores formas de trabajo infantil para el año 2016. Para lograr este objetivo se requiere una mayor escala de esfuerzo y compromiso.
Un futuro sin trabajo infantil está al fin a nuestro alcance. En
todo el mundo se están realizando importantes progresos en la lucha
contra el trabajo infantil. Las tendencias basadas en las nuevas
estimaciones mundiales refuerzan este mensaje de esperanza. No obstante,
no hay que bajar la guardia, pues se requiere un movimiento mundial
fuerte y sostenido para dar el impulso adicional necesario para eliminar
el trabajo infantil.[1]