BOGOTA (EFE).
La operación militar desarrollada en Libia por una coalición
internacional despierta más rechazos que simpatías entre los gobiernos
de América Latina, tradicionalmente defensores de la no injerencia y la
autodeterminación.
Argentina, Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua, Paraguay, Uruguay y Venezuela han criticado abiertamente la operación bautizada como “Odissey Dawn”, Colombia, Chile, México, Panamá y Perú la defienden con mayor o menor vigor, Brasil ha adoptado una postura intermedia, como Costa Rica y Honduras, y el resto no se ha pronunciado.
La operación está respaldada por una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, la 1973, aprobada este mes con diez votos a favor, uno de ellos de Colombia, y cinco abstenciones, entre ellas la de Brasil.
Para el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, con esa decisión el Consejo de Seguridad muestra que es una “tiranía” y “dictadura” y deja en evidencia que ONU debe “democratizarse”.
En declaraciones publicadas ayer, Ortega calificó de “matones” a los implicados en una acción que a su juicio tiene como propósito “asesinar” a su “hermano” Muamar el Gadafi, a pesar de que el líder libio, según él, “está dispuesto al diálogo”.
El Gobierno salvadoreño está entre los que no se han pronunciado sobre la operación, pero el de Chile, por el contrario, le ha dado un fuerte respaldo.
“Hoy día el tema de la democracia y el tema de los derechos humanos no acepta fronteras, por eso Chile respalda la resolución que han tomado las Naciones Unidas (sobre Libia)”, dijo el presidente chileno, Sebastián Piñera, en una rueda de prensa ofrecida el lunes junto a Obama en Santiago.
El Gobierno de Brasil se abstuvo en la votación de la resolución 1973 en el Consejo de Seguridad, pero, según su Cancillería, esa postura “no debe de ninguna manera ser interpretada” como un respaldo a las autoridades libias o “como negligencia” ante la necesidad de proteger a los civiles.
Esta se debe a que no hay certeza de que “el uso de la fuerza” llevará al “fin inmediato de la violencia y dará protección de los civiles”, según portavoces.
El caso de Colombia es el más claro de respaldo a la operación contra Gadafi.
Su representante en el Consejo de Seguridad votó a favor de la resolución y el presidente, Juan Manuel Santos, dijo que el régimen de Libia se había “burlado” de esa decisión y por eso “va a haber intervención”.
Su colega boliviano, Evo Morales, opinó, por su parte, que la ONU debería pasar a llamarse ONI (“organización de naciones invasoras ”).
Argentina, Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua, Paraguay, Uruguay y Venezuela han criticado abiertamente la operación bautizada como “Odissey Dawn”, Colombia, Chile, México, Panamá y Perú la defienden con mayor o menor vigor, Brasil ha adoptado una postura intermedia, como Costa Rica y Honduras, y el resto no se ha pronunciado.
La operación está respaldada por una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, la 1973, aprobada este mes con diez votos a favor, uno de ellos de Colombia, y cinco abstenciones, entre ellas la de Brasil.
Para el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, con esa decisión el Consejo de Seguridad muestra que es una “tiranía” y “dictadura” y deja en evidencia que ONU debe “democratizarse”.
En declaraciones publicadas ayer, Ortega calificó de “matones” a los implicados en una acción que a su juicio tiene como propósito “asesinar” a su “hermano” Muamar el Gadafi, a pesar de que el líder libio, según él, “está dispuesto al diálogo”.
El Gobierno salvadoreño está entre los que no se han pronunciado sobre la operación, pero el de Chile, por el contrario, le ha dado un fuerte respaldo.
“Hoy día el tema de la democracia y el tema de los derechos humanos no acepta fronteras, por eso Chile respalda la resolución que han tomado las Naciones Unidas (sobre Libia)”, dijo el presidente chileno, Sebastián Piñera, en una rueda de prensa ofrecida el lunes junto a Obama en Santiago.
El Gobierno de Brasil se abstuvo en la votación de la resolución 1973 en el Consejo de Seguridad, pero, según su Cancillería, esa postura “no debe de ninguna manera ser interpretada” como un respaldo a las autoridades libias o “como negligencia” ante la necesidad de proteger a los civiles.
Esta se debe a que no hay certeza de que “el uso de la fuerza” llevará al “fin inmediato de la violencia y dará protección de los civiles”, según portavoces.
El caso de Colombia es el más claro de respaldo a la operación contra Gadafi.
Su representante en el Consejo de Seguridad votó a favor de la resolución y el presidente, Juan Manuel Santos, dijo que el régimen de Libia se había “burlado” de esa decisión y por eso “va a haber intervención”.
Su colega boliviano, Evo Morales, opinó, por su parte, que la ONU debería pasar a llamarse ONI (“organización de naciones invasoras ”).
23 de Marzo de 2011 00:00